Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
jueves, 13 de abril de 2017
Jueves Santo.
El Padre Celestial habla después de una digna Santa Misa Sacrificial en el Rito Tridentino según Pío V. a través de Su voluntarioso, obediente y humilde instrumento e hija Ana.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Hoy, 13 de abril de 2017, hemos celebrado el Jueves Santo y la fiesta de la institución del Santísimo Sacramento del Altar en una Santa Misa de Sacrificio en el Rito Tridentino según Pío V. La decoración floral en el altar del Sacrificio y María estaba bellamente decorada con muchas rosas diferentes. Los ángeles se postraron durante la Santa Misa del Sacrificio y también entraron y salieron. El altar del sacrificio estaba bañado por una resplandeciente luz dorada.
El Padre Celestial hablará: Yo, el Padre Celestial, os hablo a vosotros, Mis amados hijos, hoy, en este día de fiesta, Jueves Santo, la institución del Santísimo Sacramento del Altar, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.
Amado pequeño rebaño, amados hijos del Padre y de María, amados seguidores y peregrinos de cerca y de lejos, Yo, el Padre Celestial, hoy, en esta Fiesta de la institución del Santísimo Sacramento del Altar, que Mi Hijo Jesucristo ha hecho don a todos los sacerdotes, os haré comprender este gran misterio.
Mis amados hijos, es y sigue siendo un secreto para todos vosotros. Me gustaría que así fuera también. Que esta fiesta esté profundamente arraigada en vuestros corazones, pues surgió del gran amor de Mi Hijo Cristo. Él dio este legado, este testamento, a todos Sus sacerdotes para que Él, Mi Hijo Jesucristo, pueda estar siempre con vosotros. Os ama tan inexpresablemente que fue a la cruz por todos vosotros para redimiros. Pero ahora que ha llegado la hora en que comenzó Su sufrimiento, y ha instituido este testamento para vosotros por un amor sobremanera grande, Su amor aún ha crecido.
Qué gran regalo inexplicable. - Qué grande es el amor de Mi Hijo por ti. Quiso darlo todo hasta la última gota de Su sangre. Por eso ha utilizado este testamento para ti, por amor sumamente grande. Qué regalo tan grande e inexplicable. Qué grande es el amor de Mi Hijo por ti. Todo lo ha dado por amor. Yo di a Mi Hijo Jesucristo por ti por amor: Mi Hijo único, el Hijo de Dios.
Cuánto sufro por el hecho de que todos Mis hijos sacerdotes no hayan comprendido y vivido este gran misterio hasta hoy.
En cada Santa Misa de Sacrificio se celebra este gran misterio. Quiero transmitiros este don de gracia a vosotros, Mis amados. Hoy celebramos esta fiesta de amor en una solemne Santa Misa de Sacrificio.
Desgraciadamente, Mis sacerdotes descarriados siguen de pie en el altar popular y distribuyendo la comunión a mano. Incluso a los laicos trasladan este misterio. ¿Cómo puede Mi Hijo Jesucristo seguir presente y transformado en estos sacerdotes indignos?
Esta transubstanciación (transformación de la esencia) puede experimentarse todavía hoy en las verdaderas Iglesias católicas. ¿Cómo es posible que estos sacerdotes descarriados no lleguen a comprenderlo? Incluso dejan que este sacramento sea deshonrado por los laicos, para que Mis fieles ya no crean en este Santo Sacramento. Lo equiparan a la Cena del Señor de la Iglesia protestante. ¿Cómo es esto posible, Mis amados hijos de los sacerdotes? ¿Habéis perdido la fe o se os ha nublado la mente? La reverencia por este gran misterio se ha desvanecido. Se desprecia este sacramento. Cuánto sufre Mi Hijo Jesucristo por esto y por estos descarriados hijos de los sacerdotes. Mi Hijo ruega por su arrepentimiento.
Le dan un No renovado y este No es lo más doloroso para Mi Hijo que se derrumba ante este dolor. Su gran dolor por estos hijos descarriados de los sacerdotes no tiene límites. Cada día anhela la conversión de Mis hijos sacerdotes. Pero su súplica permanece en vano.
La Madre Celestial también ruega a Mi trono por esta conversión. Ella pide por cada sacerdote personalmente, para que se arrepienta y se convierta.
Que, a pesar de todo, se alejen de esta creencia errónea del modernismo. La oferta de gracias en esta Semana Santa es grande. Desgraciadamente, muchos sacerdotes no aceptan este don. La Madre Celestial sigue llorando por sus sacerdotes. Mi hijo Jesucristo está afligido hasta la muerte. Pero vosotros, mi pequeño y amado rebaño, estáis ahí para mi consuelo, porque vivís la verdad. En cada Santa Misa de Sacrificio en vuestra iglesia natal de Gotinga, Mi Hijo Jesucristo será transformado de nuevo.
Este, Mi amado hijo sacerdote, celebra el verdadero Santo Sacrificio y por eso Mi Hijo Jesucristo puede transformarse en sus manos. Él cree y vive esta verdad. Por eso sigue siendo Mi hijo sacerdotal elegido y un ejemplo para muchos otros sacerdotes. Se hace uno Conmigo en cada santa comida sacrificial. Es algo grandioso que permanece insondable para todos vosotros y que nadie puede comprender. Jesucristo se transforma en la Divinidad en este trozo de pan y este vino. Esto incluye esta digna Santa Misa de Sacrificio. Mis queridos hijos sacerdotes, si tan sólo comprendierais este gran misterio... Este Jueves Santo es, pues, un día de fiesta para los hijos creyentes de los sacerdotes. Si vivieran esto, podrían pasar toda la noche en oración ante la institución del Santísimo Sacramento. Pero, por desgracia, los hijos de los sacerdotes se han apartado y se aprovechan de los placeres mundanos. Ni siquiera piensan en la importancia de la gran Pascua. Las vacaciones y otras diversiones son más importantes para ellos.
Por eso os bendigo ahora, Mis amados hijos del Padre y de María, con todos los ángeles y santos en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Convertíos en modelos y esforzaos por avanzar en vuestra santidad.
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