domingo, 9 de abril de 2017

Domingo de Ramos.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V, a través de Su voluntarioso, obediente y humilde instrumento e hija Ana.

Hoy, 9 de abril de 2017, hemos celebrado el Domingo de Ramos con una venerable Santa Misa Sacrificial.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.

El altar de María y el altar del sacrificio estaban bañados hoy por una luz dorada y resplandeciente. Por todas partes he visto ramos de palmeras, sobre la tierra de la casa-iglesia y también sobre el altar del sacrificio y el altar de María. Además, el altar de María estaba decorado con hermosas flores. Los ramos de palma tenían pequeñas perlas de oro.

El Padre Celestial hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Amados hijos del Padre y de María, amado pequeño rebaño, amados seguidores y peregrinos de cerca y de lejos. Hoy, en este Domingo, Domingo de Ramos, habéis esparcido palmas por Mi Hijo Jesucristo. Le habéis adorado y respetado, alabado y glorificado, pues comienza la Semana Santa, el tiempo difícil para Mi Hijo Jesucristo. Tampoco han esparcido palmas para Él y le han honrado como rey. Pronto Le despreciarán y Le crucificarán. ¿Y cómo se ve hoy? Si se esparcen palmeras para Él hoy, o también será crucificado hoy y se dirá de nuevo: «¡Crucifícale! Nada más es digno de Él, el Creador y Redentor del mundo entero».

A Él queremos mostrar obediencia. Él debe encender una tea de amor en nuestros corazones. Ahora, especialmente en esta Semana Santa, podemos recibir grandes dones de gracia. Estas gracias deben ayudarnos a mostrar a los demás el verdadero camino del amor. Qué difícil será para todos vosotros. Pero creed, amados míos, que camináis conmigo por este camino de palmeras. Mostráis a los demás el verdadero camino cuando acogéis mi amor en vuestros corazones, cuando lo dejáis brillar de nuevo. Nos gustaría transmitir este amor a los demás, porque Mi anhelo por Mis hijos sacerdotales no cesa, al contrario, se hará especialmente fuerte esta semana.

Por eso os pido, Mis queridos hijitos e hijos de María, que toméis vuestra cruz sobre los hombros. Aceptadla tal como es, tal como Yo la he querido para vosotros, para que aún muchos otros puedan leer que es la verdad.

Debo vivir esta verdad, sólo entonces podré renunciar al mundo, porque en el mundo no puedo encontrar esta felicidad. Esta verdadera felicidad sólo existe en el Poder Divino, en el Amor Divino.

Vosotros, hijos Míos, creceréis si seguís la verdad, si seguís valientemente el camino sin refunfuñar ni lamentaros. Yo estaré con vosotros y os acompañaré con trillones de ángeles para que podáis recorrer este camino de la verdad. Que tu palabra sea un sí, un sí dispuesto, un sí agradecido. Sí Padre, hágase Tu voluntad, no la mía. Este amor brillará en tus ojos cuando la gente te conozca. Ni siquiera lo sentiréis vosotros mismos, porque la gracia de Dios actúa en vosotros, especialmente durante la Semana Santa. Quiero fortaleceros esta semana. Quiero deciros que el amor es lo más grande después de todo, que Mi Hijo fue a la cruz por todos vosotros y que Mi Hijo tuvo que experimentar estas horas difíciles del Monte de los Olivos. Vosotros también experimentaréis lecciones del Monte de los Olivos esta semana porque camináis tras mis pasos.

No prestéis atención a la infidelidad de las autoridades, al desprecio del Papa manipulado. No es él quien dice la verdad, sino que a través de él habla el maligno. Pero vosotros, mis amados hijos, conoceréis la verdad y amaréis la verdad. La verdad conduce finalmente al amor y a la vida eterna.

Mis amados, vosotros sois los elegidos. De entre muchos otros os he elegido a vosotros porque mi amor es ilimitado por todo el mundo. Por todos ellos fue a la cruz Mi Hijo Jesucristo, pero desgraciadamente muchos sacerdotes no le han reconocido hasta hoy. Sólo en este amor pueden crecer. Deben dejar atrás lo mundano, deben renunciar al mundo.

Deben volver a ser sacerdotes sacrificados. No tienen que estar bien en este mundo, porque tienen que mirar a los sacrificios que sólo pueden crecer en este Amor Divino. Deben ser capaces de hacer sacrificios por amor. No es que piensen que se les permite experimentar todo lo que ocurre en el mundo. No, deben renunciar al mundo. Deben cargar voluntariamente con su cruz. Uno debe ser capaz de mirar a estos sacerdotes sacrificados y estar agradecido por haberlos conocido como modelos, porque el amor puede surgir de nuevo en sus corazones. Sentirán que entran en contacto conmigo, el Redentor del mundo entero. Entonces la luz del amor brillará en sus corazones. La luz brillará y les mostrará a ellos y a los demás el camino. Os convertiréis en la sal de la tierra y en la luz del mundo, hoy, especialmente en este día de gracia, Domingo de Ramos, en el que el amor brillará y brillará en vuestros corazones. Por vosotros, amados míos, aceptad las gracias de la Semana Santa. Sed valientes y caminad hacia adelante, pues la luz brillará sobre vosotros.

Pronto Yo, el Padre Celestial, lo juzgaré todo, porque ha llegado Mi Tiempo, Mi Tiempo de Gracia y de Conmoción. Todo cambiará. El mundo sigue yaciendo en el suelo de la Iglesia católica modernista. Pero pronto brillará de nuevo en el resplandor de la gloria. Y para ello, hijos Míos, esperáis. Resistid en todas las tribulaciones. Yo os fortaleceré y nunca perderéis el poder divino, sólo disminuirá el poder humano. Cuando la debilidad os alcance, recordad lo Divino, que el Padre Celestial en Fuerza Divina quiere serlo todo para vosotros, todo en amor.

Y así te bendigo hoy, en este día de gracia, con todos los ángeles y santos, especialmente con tu queridísima Madre, la Madre Celestial, la Reina Rosa de Heroldsbach, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sé amada y resplandece en el resplandor. Yo te protegeré en toda situación y te fortaleceré especialmente en esta semana de gracia. Amén.