Revelaciones Marianas a Luz de Maria, Argentina

 

martes, 14 de febrero de 2017

Divinas Confidencias de Nuestro Señor Jesucristo

 

Amada hija, Nuestro Señor me dice...

Le veo con Su Túnica blanca y un vestido de lino dorado cruzado del Hombro hacia abajo, atado a un lado alrededor de la cintura con un cordón blanco. Sus cabellos sueltos y ondulados se mueven con el viento. Sus ojos me miran fijamente, el claro color miel de Sus ojos me cautiva con su forma delineada tan perfectamente que inmediatamente recuerdo los ojos de Su Madre: casi forman la figura de una almendra. Los ojos de Cristo son más grandes que los de Nuestra Madre, Su nariz es inconfundible: larga pero con rasgos masculinos fuertemente marcados, Sus mejillas y su piel como bronceadas por el sol resplandeciente hasta alcanzar el brillo necesario para que se le distinga como el Hombre-Dios...

Cristo abre la boca y una pequeña barba cubre Su barbilla hasta el labio inferior, y me dice Hija, mira la Tierra. Y el globo terráqueo aparece a lo lejos: Distingo algunos continentes. Mis ojos se fijan bien en la Tierra y Cristo me dice: no mires la bola terrestre, mira lo que hacen las criaturas humanas. Mira la agitación de la Humanidad, mira los países y lo agitados que están. En ese instante, la Tierra se acerca a mí y veo cómo en muchos países hay manifestaciones, persecuciones, protestas, y oímos a algunas personas discutir sobre una gran cantidad de dinero que será el pago por un trabajo muy delicado contra un presidente.

Cristo me dice Sigamos, hija; estate atenta a la agitación en el plano social, político, religioso y en todos los demás planos en los que se encuentra, pues detrás de cada protesta hay una razón, y esa razón no la dan los que protestan, sino los hombres que ocupan altos cargos y pagan dinero para que algunos hombres se encarguen de levantar la voz y promover levantamientos entre las Naciones.

Recorriendo la Tierra, en la zona del Líbano, se oyen varias víctimas de la opresión, producto de las tendencias y creencias en el dominio del hombre sobre la mujer. Cristo me mira con Su Rostro desfigurado y es imposible no sentir ese dolor Suyo, que llega al centro del corazón, y este dolor es compartido, no siendo albergado dentro del Redentor sino dado ad extra ante el sufrimiento injusto.

Y soy testigo de algo especial: La Creación, que conserva esa impronta Divina con la que fue creada, reacciona, y se produce un silencio de quizá sólo un instante, pero que parece mucho tiempo. Silencio: todo se silencia y la Creación parece dirigir su mirada, por así decirlo, hacia Nuestro Señor, y se produce un movimiento inusitado: el viento es más intenso, el oleaje del mar se acelera, la Tierra misma se mueve, y yo estoy observando desde cerca y siento vibrar la Tierra. Hermanos y hermanas, ésta es la reacción de la Creación ante el dolor de Nuestro Señor y Salvador.

Cristo me dice Amados, habéis visto y oído cómo reacciona la Creación ante el dolor causado por Mis hijos. Pensad: cuando sale tanto mal del hombre que enturbia la Tierra, cómo reacciona toda la Creación. No es Mi Justicia hacia el hombre, sino la obra y la acción malvadas del hombre lo que, como un imán, atrae la reacción hacia el hombre mismo.

La Tierra ha envejecido y este envejecimiento se ha acelerado por la maldad del hombre; la crueldad lleva a la Tierra a sufrir más de lo necesario. Los planes ideados por quienes se han apoderado de la Tierra y creen marcar el destino humano, lanzan contra toda la Humanidad sus armas silenciosas pero letales, utilizando al hombre contra el propio hombre, agitando las mentes para que pensamientos enloquecidos lleguen a atormentar a Mis hijos, y crean que se están defendiendo cuando están llegando a donde esa élite perversa ha planeado llevarlos.

¡Ah! ¡Cómo se lamentarán esos secuaces del anticristo, pues les hará sufrir y llorar la traición de ese mismo anticristo, que no querrá que quede vivo nadie que pueda ser rival para él! Aquellos que en este instante están lanzando persecuciones contra Mi Pueblo serán entonces hechos sufrir por el mismo anticristo.

Cristo me dice Amado, mira: Mis hijos no parecen criaturas humanas dotadas de voluntad y entendimiento; no aprenden nada del mal que han experimentado, ni son capaces de prevenir males futuros por ser incrédulos y desobedientes.

Amados, ya os he instruido en la necesidad de crecer en el Amor y de no comportaros como las bestias. Decid a vuestros hermanos y hermanas que tenéis que sobresalir en el ámbito espiritual, pero para iniciar este proceso de cambio radical, tenéis que acercaros a Mí y apartaros de lo mundano.

La humanidad será llevada a un estado de máxima degeneración, lo impensable se hará realidad y ... Me avergonzaré cada vez más del hombre.

Hija mía: el hombre, al vivir en comunidad, toma como modelo la impiedad en la que viven algunos de sus hermanos y, para no ser rechazados, aceptan la impiedad y la aplican cruelmente para destacar, para que el miedo les sea desconocido. La locura humana es actuar y obrar de forma contraria a Nuestra

Voluntad.

En este instante, el hombre se ha adherido al mal y esto le proporciona elementos que el hombre necesita para continuar en la lucha contra Mí: elementos nocivos para poner en peligro la Salvación del alma.

La posesión de lo que no es necesario convierte al hombre en un ser destinado a vivir su vida sin que intervengan sus hermanos, aumentando el «ego» del hombre; el «ego» vence al hombre y lo deforma sin que el hombre se dé cuenta.

Amados, ¡cuántos son los hombres a los que Yo les proporciono más de lo que necesitan para que se acuerden de Mí, y cuando ven que están por encima, se olvidan de Mí y el «ego» de su ser les motiva a alcanzar más y más e incluso les lleva a dejar de creer en Mí!».

Cristo pasa de mirar a la Humanidad desde fuera, y Le veo dentro de un hombre; me habla y me dice: Estoy prisionero, no puedo respirar, soy desconocido, rechazado. Esta criatura Me ha desterrado y sus necesidades son contrarias a Mi Amor. Oigo a Cristo pero no Le veo: Sólo oigo Su voz rota y le suplico que salga.

Él me responde: Esta es Mi Casa y este Rey no es querido. Esta criatura Mía ha negado el conocimiento de Mi Voluntad, ha aprendido de memoria algunas oraciones y con ellas cree que se salva, sin obras de caridad ni amor al prójimo, negando la asistencia a los enfermos... Dedicáis vuestras vidas al dios del dinero y Me negáis la asistencia a los hambrientos. Decís que el mal no existe, viviendo inmersos en el mal; os dañáis a vosotros mismos embriagándoos de lujuria, acumuláis desobediencia, engreimiento, y Me negáis el Amor.

Amado: ¿soy digno de esto? Y Yo le respondo No, Mi Señor, ¡no eres digno de esto!

Cristo me responde: Esta generación merecerá lo que está atrayendo hacia sí: Me limita a unas oraciones que no nacen del corazón, sino de la repetición, sin saber lo que dicen, sin compromiso...

Vienen a recibirme con la pretensión de ganar así el Cielo, sin arrepentirse de sus actos impropios ...

No creen en Mi Ley, la aplican a su capricho y a su conveniencia, leen la Sagrada Escritura y la interpretan a su conveniencia. ¡Qué dolor! - la Ley Divina reducida por el hombre a una mera interpretación; Mi Palabra es despreciada y reducida a una repetición que impide al hombre entrar en Mí y conocerme desde el interior del ser humano donde puedo encontrarme ...

Mi Iglesia permite que Me reduzcan al modernismo; están acostumbrados a decir que la Revelación terminó con la Sagrada Escritura, pero en este instante, cambian la Ley contenida en la Sagrada Escritura.

Cristo habla con fuerza, pero siempre manteniendo el Amor Divino en Su interior. Entonces Él me dice Amados, los preludios de lo que está por venir son fuertes como una tormenta, pero Mis hijos se endurecen entonces y viven en la tormenta como si los tiempos fueran normales. Hasta que venga otra tormenta más fuerte, como la que se avecina para Mi Iglesia, y entonces, cuando no me tengan cerca como en este instante porque habré estado escondida, entonces Mis hijos gemirán y clamarán al Cielo, tratando de encontrarme, y Yo les diré: ¡no gritéis, siempre he permanecido aquí dentro de vosotros!

Rezad, hijos Míos, rezad por Alemania, sufrirá a manos del terror.

Rezad, hijos Míos, rezad por Costa Rica, será sacudida.

Rezad, hijos Míos, rezad por Italia, sufre las consecuencias del mal comportamiento de los hombres. Esta tierra tiembla.

Rezad por Mis hijos, rezad por España, el dolor se llevará consigo a inocentes.

Ved, hijos, el orgullo de un hombre traerá dolor a la Humanidad.

Decid a vuestros hermanos y hermanas que se instruyan en Mi Amor, pero sobre todo en el cumplimiento de la Ley Divina

...

Decidles que Me reciban dignamente ...

Diles que Mis verdaderos instrumentos son aquellos que no se llaman a sí mismos indispensables, porque reconocen Mi Supremacía sobre toda criatura humana ...

Diles que los lobos disfrazados de ovejas se autoproclaman dueños de lo Mío; clavan a quienes les escuchan la cruz personal de su instrumento para que no les dejen en paz.

Ningún instrumento es dueño de la historia, ni uno solo posee toda la Revelación, ni puede llamarse conocedor de toda la Verdad, pues sólo Mi Padre conoce la fecha y la hora de los acontecimientos. Por tanto, no podría revelar sin orden expresa de Mi Padre lo que es Voluntad de Mi Padre. Mis instrumentos son importantes, cada uno es como el dedo de Mi Mano. No olvides que Yo Soy Quien Soy ( Ex 3,14) y que el hombre es hombre.

Diles que abran sus mentes y en ello despertarán a grandes realidades que les llevarán a ser Mis verdaderos hijos, amando Mi Camino Divino y alcanzando por el Amor una Sabiduría más cercana a Mi Casa y más alejada del mundo...

Amado, ven, descansa, sin cesar de interceder por la Humanidad. La humildad es el centro de las virtudes de Mis hijos a quienes amo.

Recibe Mi Paz.

Tu Jesús

SALVE María Purísima, Concebida Sin Pecado

Origen: ➥ www.RevelacionesMarianas.com

El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.