domingo, 2 de abril de 2017

Mensaje de María Santísima

(María Santísima): Mis queridos hijos, hoy os invito a todos a aumentar aún más vuestras oraciones por la paz en el mundo y por la conversión de los pecadores.

Todavía hay muchos que no conocen a Mi Hijo Jesús ni a Mí. Rezad muchos Rosarios para que la salvación llegue también a ellos y la conversión llegue a los pecadores.

Debéis difundir aún más Mis Mensajes de Bonate, porque siguen llegando grandes castigos porque no se conoce Mi Mensaje de Bonate.

Deseo que cada día 13 hagáis un cenáculo en reparación a Mis apariciones de Fátima, de Bonate y de Montichiari, porque estas tres que están profundamente interconectadas porque no han sido obedecidas, ni dadas a conocer al mundo, son apariciones que claman venganza al Cielo.

Rezad, pues, para aliviar el dolor de mi Corazón Inmaculado por lo que se ha hecho contra estas apariciones y dad a conocer estas apariciones a todos mis hijos a través de las películas que mi hijito Marcos hizo para mí.

No hay mejor manera de conocer estas apariciones mías que a través de estas películas que él hizo, pues allí Mis Mensajes están completos, perfectamente meditados e interpretados y cualquiera puede comprender lo que Yo quiero y deseo.

Deseo también que el día 7 de cada mes hagáis también Cenáculos, esta vez para dar a conocer Mi aparición aquí en Jacareí y que hagáis el Rosario en reparación por todo el mal que se hizo contra Mis apariciones aquí, porque Yo digo a Mis hijos: el Padre Eterno enviará un día un gran castigo al mundo por todo lo que se hizo contra Mis apariciones aquí. Haced estas cosas para evitar estos castigos y para lograr la conversión de los pecadores.

Lee más sobre Mi vida revelada a Mi hijita María de Ágreda. Leed y meditad sobre la Imitación de Cristo y procurad también tener más en vuestros corazones las virtudes que Me son más queridas, para que verdaderamente pueda ofreceros como rosas místicas de amor al Padre para la salvación de toda la humanidad.

Pedid el don de la Sabiduría del Espíritu Santo, ese don que mi hijito Marcos acaba de pedir en su oración. El don de la Sabiduría del Espíritu Santo hace que el alma aprecie debidamente las cosas divinas y celestiales, las estime por encima de las cosas mundanas y las prefiera discerniendo lo que es precioso de lo que es vil.

El don de la sabiduría hace que el alma conozca la voluntad de Dios, la aprecie y la ame por encima de su propia voluntad y la prefiera a ésta más que a la suya propia.

Este don abre los ojos del alma y le hace ver las cosas mundanas como polvo, humo y nada y ver las cosas divinas como preciosas, como eternas, como dignas de todo amor, estima y aprecio humanos. Entonces el alma desprecia valiente y firmemente las cosas del mundo y abraza las cosas celestiales para amar, agradar y contentar a Dios.

El don de la sabiduría también hace y ayuda al alma a amar a Dios y a tenerle por más valioso que todas las cosas del mundo, incluso más que a sí misma y, por tanto, el alma que tiene el don de la sabiduría se mueve continuamente en dirección a Dios y asciende cada vez más hacia Dios y, con esta sabiduría, el alma que tiene este don ayuda a sus hermanos y hermanas a adquirir también este don, para que ellos también estimen las cosas mundanas como polvo y ceniza y estimen las cosas celestiales como muy valiosas.

Pide este don para que puedas comprender perfectamente todo lo que es justo, todo lo que es sublime, apreciar todas las cosas divinas y preferirlas. Para que la voluntad del Señor se realice en vosotros como se realizó plenamente en la vida de Mis pastorcitos de Fátima, que aunque muy jóvenes tuvieron una gran sabiduría y con ella supieron preferir las cosas celestiales a las mundanas y por eso están ahora en el Cielo ocupando el lugar que los Ángeles caídos dejaron vacío. Se convirtieron en Serafines aquí arriba porque prefirieron al Señor y Le prefirieron con todas sus fuerzas. Hazlo tú también y un día podrás ocupar junto a ellos estas hermosas moradas celestiales.

Continuad rezando cada día Mi Rosario para que Mis planes iniciados en Fátima se realicen aquí. En la persona, la palabra y la obra de mi hijito Marcos terminaré lo que empecé en Fátima y llevaré a feliz término mi gran obra de salvación.

Ayudad a mi hijito Marcos y las almas que le ayuden serán amadas y preferidas por mi Corazón Inmaculado como las rosas más mimadas que guardaré, cuidaré y tendré siempre conmigo por toda la eternidad en el Cielo.

A todos bendigo ahora amorosamente a Fátima, Heroldsbach y Jacari».