domingo, 20 de agosto de 2017

Capilla de la Adoración

Hola, Jesús mío. Es tan bueno estar contigo. Te adoro oh Cristo y Te alabo, Te amo y Te sirvo, mi Dios y mi Rey. Gracias por permitirnos estar aquí contigo, Señor.

Jesús, te pido por todos los que están enfermos y especialmente por los que van a morir hoy. Consuélalos, consuélalos y llévalos a Tu Reino. Acerca a los enfermos a Tu Sacratísimo Corazón. Señor, te ruego por mi familia y por todos mis amigos, y te pido que los que están fuera de la Iglesia sean conducidos de nuevo a Tu Santa Iglesia Católica y Apostólica. Te pido por mis hijos y nietos y por los que no han sido bautizados, para que lo sean pronto, Jesús. Señor, por favor, trae Tu paz a los corazones de nuestros hermanos y hermanas. Ayúdales a ver con más claridad, Señor, y ayúdales a ver Tu rostro en los demás; incluso en aquellos que les han hecho daño. Ayúdanos a todos a perdonar a quienes nos han herido, Jesús, como Tú perdonaste desde la cruz. Señor, Tú haces nuevas todas las cosas. Renueva la faz de la tierra, Señor, y empieza por renovar nuestros corazones y nuestras mentes. Haznos nuevos, Jesús. Jesús, ayúdanos a perdonar como Tú perdonas. Ayúdanos a amar como Tú amas. Ayúdanos a tener misericordia como Tú tienes misericordia de nosotros. Ayúdanos a ser santos como Tú eres santo. Príncipe de la Paz, concédenos Tu paz.

Jesús, ¿tienes algo que quieras decirme?

«Sí, hija Mía. Gracias por leer Mi Palabra. Hay muchas cosas que no comprendes ahora, pero las comprenderás más tarde. Un día te lo explicaré todo y entonces te maravillarás de ello (de que no lo hayas comprendido); porque entonces lo verás claro. Aun así, procura comprender Mis palabras, pues hay mérito en la búsqueda. Hija mía, lo que necesitas comprender ahora y en este tiempo, para llevar a cabo la misión que te he encomendado, lo comprenderás. Mi Espíritu te iluminará en lo que sea necesario. Confía en Mí. Yo te proporcionaré todo lo necesario».

¡Gracias, Jesús! Señor, por favor, protégenos de los planes de los que desean el mal. Protégenos de los planes malignos para destruir nuestra nación. Por favor, ayúdanos, Señor, y haz que se conviertan los corazones de aquellos que no Te conocen, que no Te aman. Jesús, por favor, protege a nuestro Presidente y a su familia. Dale sabiduría y recto juicio para que no se deje engañar por quienes desean hacer el mal. Coloca un muro de protección a su alrededor, Señor, y perdona su vida y la de su familia. Jesús, saca a la luz el mal y da a los que son buenos, la sabiduría para reconocer a los lobos con piel de oveja.

«Hija mía, escucho tus oraciones y guardo cada una de ellas en Mi corazón. Veo todo lo que te preocupa y te aseguro que estoy contigo y con tu familia. Camino contigo, hija Mía. Soy tuyo y tú eres Mía. Hija Mía, el sueño que has tenido esta mañana ha sido significativo. Es significativo porque te muestra el tipo de ayuda que prestarás a Mi pueblo. Los que acudan a ti estarán angustiados y necesitarán tu amor y tu consuelo. Necesitarán tu fe, tu fuerza y tu paz. Te buscarán como a una hermana, una madre, una abuela, una amiga. Buscarán refugio contigo y en tu casa. Necesitarán la protección de Mi hijo (nombre oculto). Él será para ellos padre, hermano, abuelo y protector. Serán despojados de toda pertenencia mundana, incluido un lugar de refugio, pero tú se lo proporcionarás a ellos y a todos los que acudan a ti. No te preocupes por quién se te presente. Trátalos como Me tratarías a Mí y acógelos con los brazos abiertos. Os he hablado de esto en años pasados y os lo recuerdo ahora que se acerca el momento de vuestra misión, la misión que Mi Padre del Cielo os ha encomendado.»

«Muchos de Mis hijos están siendo preparados para el Tiempo de las Grandes Pruebas que culminará en una profunda persecución de Mi Iglesia en todo el mundo. Hoy oís hablar de persecuciones en determinados países y lugares o regiones de países, pero entonces no habrá ningún lugar libre de la persecución. Incluso estáis viendo las primeras advertencias en vuestro país, los focos de insurrección y violencia. Esto es sólo el principio, corderito Mío. Esto se extenderá por todo tu país porque el pueblo de esta nación, antaño grande, ya no Me adora ni Me teme. Han erigido ídolos en sus corazones y estatuas satánicas en ciudades que antes llevaban nombres sagrados y antes adoraban y veneraban sólo a Dios. El adversario quiere burlarse de todo lo que es santo y el pueblo de Dios, los Hijos de la Luz, o están dormidos y no lo ven, o lo ven pero no quieren sacudir el barco de su complacencia. Éste es el cristiano tibio que no defiende nada y, por tanto, ya no defenderá nada. Éste es el tibio que será vomitado de la boca de Dios. Escuchad esto, pueblo de Dios, debéis arrepentiros de vuestra complacencia y defender vuestra fe o os será arrebatada. Un vacío en la bondad siempre se llenará con el poder del mal. Lee las Escrituras y verás que esto se repite una y otra vez. Marchas por el mismo camino que los primeros israelitas, que fueron conquistados por sus enemigos tras volverse a dioses falsos. Iréis por el mismo camino que el imperio romano, que en aquella época era el imperio más rico del mundo. ¿Dónde están ahora, te pregunto? Arrepentíos y volveos de vuestros pecados. Volved al Único Dios Verdadero que creó el Cielo y la Tierra por amor a vosotros. Volved al Dios que envió a Su Hijo Único a morir por vuestros pecados y que resucitó para que fuerais restaurados en la familia de Dios y se os abrieran las puertas del Cielo cuando terminara vuestra vida terrenal. Yo, vuestro Dios, os he dado todo lo que es bueno, Mis amados hijos. ¿Por qué insistís en dilapidar vuestras almas más preciosas para seguir lo que se pudrirá y se pudrirá? Buscad Mi Reino, vuestra herencia y entonces vuestras almas vivirán para siempre Conmigo en el paraíso, Mi Reino».

«Oh, hija Mía, me lamento por lo que está por venir, pues son tan pocos los que prestan atención a Mis palabras. Mi Madre viene a Sus hijos durante tanto tiempo porque los tiempos son realmente desesperados, pero muchos no escuchan y los que escucharon al principio se han alejado. Tantos hijos Míos que Me siguieron y a los que confié los secretos de la era se han vuelto tibios. ¿Es demasiado grande Mi misericordia y la misericordia de Mi Padre, que hace que Mis amados se impacienten y se alejen? ¿No veis que la mano de Dios se retiene por Su gran amor y misericordia para salvar las almas de los que están perdidos? ¿No tenéis piedad, hijos míos? Rezad, Mi (nombre oculto) y Mi (nombre oculto). Rezad, hijos Míos, porque cuando se retiene la mano de Dios, Nuestros hijos Le dan por sentado y malgastan el indulto que ha concedido y entonces os sobrevendrá una calamidad mayor. Porque cuando vosotros, que una vez caminasteis con Dios, os alejáis de Él, ya no estáis bajo Su protección. Desobedecer es alejarse y desobedecer y dejar de caminar Conmigo es abandonar el refugio y la protección mismos de Dios. Ay de vosotros, los tibios. Ay de vosotros. Rezad, hijos Míos. Rezad, rezad, rezad. Se necesita mucha más oración porque los que están perdidos (y son muchos) necesitan desesperadamente vuestras oraciones. También debéis rezar más a causa de las muchas almas que Me aman, pero que en estos días también están omitiendo su tiempo de oración. Ya no rezan porque se han cansado y, por tanto, Hijos de la Luz, Hijos de la Renovación, debéis soportar la carga por ellos. Esta es una gran obra de misericordia (oración) que os pido, hijos Míos. El Cielo está esperando y dispuesto a ayudaros, hijos Míos. Cuento con vosotros».

Jesús, Señor Dios, Hijo del Hombre e Hijo de Dios, sálvanos. Salva a todos los que no Te conocen y no Te aman. Salva a todos los que una vez caminaron Contigo, pero desde entonces se han cansado. Salva a los que ahora son malos, Jesús, pero que una vez fueron niños pequeños e inocentes, que por diversas razones cayeron en el pecado y luego cayeron en el mal. No conocían nada mejor, Señor, pues muchos de ellos no se criaron en familias santas y no tuvieron la ventaja de que se les enseñara la Fe. Ten piedad de todos nosotros, Jesús. Renueva nuestros corazones. Danos la gran gracia de una conversión mundial. Llévanos a todos, a toda la humanidad, a Tu misericordia salvadora y redentora. Concédenos la paz, Jesús; Paz en nuestros corazones, paz en nuestras familias y paz en el mundo.

Señor, cúbrenos con Tu Santa Sangre, derramada por nosotros en la cruz, y sálvanos de nuestros pecados. Ampáranos, una vez más, bajo Tu mirada protectora y llévanos a salvo al arca. Protégenos del juicio venidero y de las calamidades que pronto llegarán, Señor Jesús, Te ruego que si aún hay tiempo y si es Tu Santa Voluntad mitigues las calamidades venideras. Hágase Tu Voluntad, Señor.

«Corderito mío, he dado a Mi pueblo el remedio, Mi Santa Cruz. Les he dado Mi Palabra, tanto la Antigua como la Nueva. Les he dado Mi Iglesia que sus antepasados murieron defendiendo. Les he dado a Mi Madre y Ella ha sido enviada al mundo muchas veces desde Su Asunción para llevar a Nuestros hijos a la conversión. He enviado profetas de la antigüedad y profetas de la época actual. Proporciono mensajeros, jóvenes e incluso ancianos, que sueñan sueños proféticos, tienen palabras de conocimiento y se les manifiestan todos los dones de Mi Espíritu, milagros de curación, tanto espirituales como físicos. Proporciono Mis Sacramentos para dar gracias para la conversión y la curación y continúo otorgando Mi Espíritu sobre y en Mi pueblo y, sin embargo, este día que te repito es peor que en los días de Noé. Hija mía, no te estoy hablando con palabras de condena, así que no temas ni te desanimes. Estoy hablando verdad y luz. Esta es una época muy malvada y sin un arrepentimiento pleno y sincero por parte de Mi pueblo, la mano de Dios ya no será retenida. Mi Padre ya no puede contemplar esta época maligna, pues ahora, en este tiempo, cuanto más espera, más almas se pierden. Os dije antes que llegaría este día. Este día ha llegado ahora. Hija mía, observa y reza para seguir amando y siendo amor para los demás. Sé misericordia, corderito Mío porque la misericordia es un acto de amor del Padre Mismo. Sé como Tu Jesús que lo arriesgó todo por los demás.

Mi (nombre oculto) y Mi (nombre oculto), pronto veréis cómo todo lo que os he dicho (y más) se hace realidad. No tengas miedo. Vuelve a leer las palabras que te he dirigido, pues se te ha dado todo lo que será necesario para llevarte. No te preocupes por tu familia. Yo me ocuparé de todos. Concéntrate en lo que te daré a continuación, a cada persona que venga a ti. Te daré la perspicacia necesaria para ayudar a cada uno. Recuerda que cada persona que venga a ti, lo sepa o no, será dirigida por Mi Espíritu hacia ti. No te angusties por no sentirte preparado. Verdaderamente no hay preparación que uno pueda hacer para lo que está por venir. Has hecho lo que te pedí. Yo proveeré el resto. Protegeré a Mis Hijos de la Luz que Me aman y Me siguen. Protegeré a Mis santos hijos sacerdotes y a muchos de Mis pequeños hijos. Algunos vendrán a Mí con sus padres y hermanos, pero muchos sobrevivirán gracias a Mi misericordia y al plan de Mi Padre para el futuro de Su Iglesia. Mi Madre está contigo y con todos Sus hijos; los que desean que Ella esté con ellos. Cuando sientas que estás aislada, sola y que no puedes hacer nada más, recuerda que Yo Estoy contigo. Todo lo puedo y haré grandes cosas a través de Mis seguidores. Ten valor. Ten fe en Mí. Rezad, ayunad y vivid el Evangelio hijos Míos. Utilizad las armas espirituales que Mi Amada Esposa, la Iglesia, os ha dado. Preparaos para la batalla, hijos Míos. Todo el Cielo está a vuestro lado. Ahora, estad en paz, y sabed que Yo, vuestro Jesús os amo. Todo irá bien. Estad en paz y pedid las gracias para amar heroicamente. Os bendigo en nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en nombre de Mi Espíritu Santo. Id en Mi paz. Sed amor y misericordia para los demás. »

Gracias, Jesús, mi Señor y mi Dios. Ayúdanos Señor a hacer todo lo que nos pides y a vivir dentro de Tu Santa Voluntad. Te amo, Jesús mío.

«Y, te amo».

Amén. ¡Aleluya!