Revelaciones Marianas a Luz de Maria, Argentina

 

lunes, 30 de julio de 2018

Mensaje de la Santísima Virgen María

 

Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:

Yo soy la Madre de la Humanidad, os protejo y os llamo a la conversión. Como Madre os he anunciado el instante en que vivís.

Soy la Reina y Madre de los TIEMPOS FINALES...

Y Continúo Conduciéndoos Hacia Mi Hijo Para Que No Os Perdáis, Sino Que Seáis Fieles En El Cumplimiento De Los Mandamientos Y Las Enseñanzas De Mi HIJO.

Amados hijos, os invito a orar:

Padre Divino, Eterno y Omnipotente,

Santo Hijo, Verbo Encarnado,

Santo Paráclito, Espíritu Divino, Tres Personas en un solo Dios Verdadero.

Derrama Tu Santísima Bendición sobre esta criatura que clama ante Tu Divina Majestad.

Toma mi mano para que no me separe de Tu Protección, dame la esperanza inamovible del encuentro con Tu Gloria. Que mi alma sea esculpida por Tu Santo Espíritu y encuentre el discernimiento

que me conduzca a la Verdad de Tu Palabra y no me desvíe del Camino Santo.

Santísima Trinidad, has legado a Tu Pueblo la bendición de poseer a la Reina y Madre del Fin de los Tiempos, para que interceda y defienda a Tu Pueblo. Doy la bienvenida a tan excelsa Reina y Madre, cojo Su Mano bendita y me rindo a Su Instrucción Maternal para que, junto a Ella, sea hacedora de Tu Voluntad.

Madre que guías, Madre que intercedes, Madre que proteges a esta Humanidad sin rumbo,

sé mi timón en este instante, para que, ante las garras del mal, mi alma no sucumba por debilidad.

Dame la fuerza de voluntad para que no tema la espera, sino que tema caer en las insinuaciones del mal y no dejes que mi alma se pierda en las tinieblas del mal. Reina y Madre del Fin de los Tiempos

ven, recíbeme y enséñame a esperar el instante Trinitario, que no sea yo quien desee adelantar la hora,

sino que bajo la protección de Tu fidelidad, pueda ser Tu reflejo y que no me asuste ningún instante ante el que parezca que pueda sucumbir.

Reina y Madre de los Últimos Tiempos, haz que renazcan en mí el Amor, la Fe y la Esperanza, y también, el valor de vivir como Tú, alimentándome de la Voluntad Trinitaria

y continuando con la fe ferviente de que Tú me conducirás hacia el ansiado encuentro con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, renaciendo a la nueva vida junto a la Santísima Trinidad.

Amén.

Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:

No desistáis, aunque en estos instantes os invada el cansancio o os sintáis agotados: no os confundáis, éste es el peso del desprecio de la Humanidad que se ha alejado del Amor Divino.

Vosotros, amados hijos, sabéis de las víctimas de la opresión en todo el mundo, en una ciudad, en una aldea, sabéis del hambriento, del sediento y del indefenso, y cada uno debe preguntarse: ¿cuál es mi reacción ante tanto dolor humano?

Quien vive para el materialismo no comprende el dolor, rechaza al necesitado y no ayuda al que sufre. Sólo aquellos que luchan contra sí mismos y se mantienen firmes para no perder la unidad con Mi Hijo, y que no dudan de que llegará la paz, la armonía entre los pueblos, la abundancia y la fusión del hombre con Su Creador, sólo en ellos no cesará la fe.

QUIENES SE MANTIENEN FIRMES EN LA FE Y NO QUIEREN PERDER LA UNIÓN CON MI HIJO, SABEN QUE ANTES DE QUE VENGAN ESTOS TIEMPOS, PRIMERO LLEGARÁ EL INSTANTE DE LA PURIFICACIÓN.

El mal está proliferando junto con la falsa devoción que se encuentra por todas partes dada una religiosidad equivocada que ha enmascarado la verdadera filiación del Pueblo de Dios. Mis hijos creen cumplir con el Cielo con una religiosidad que ha llevado al hombre a estancarse, que no le permite conocer a Mi Hijo en profundidad; no sabéis o preferís no saber que debéis invitar a Mi Hijo a habitar en el corazón de cada uno de vosotros, por vuestra propia voluntad, para que haga su morada en la criatura humana -creéis en un Dios distante y no en el Dios Paternal que ama a Sus hijos y quiere tenerlos cerca.

Vosotros, hijos, estáis llamados a contribuir en los Planes de Dios...

Necesitáis ser creyentes que demuestren y sean activos dentro de los Planes de Dios para el instante venidero.

Cuanto os he enseñado por Voluntad Divina es para que lo pongáis en práctica AHORA , para que no caigáis, abrumados por las pruebas, para que no desesperéis en la espera y no olvidéis que debéis orar y al mismo tiempo poner en práctica la oración, ayudando a vuestros hermanos y hermanas para que no sean presa de satanás.

Recibid a Mi Hijo en la Eucaristía, fortaleceos y adorad tan gran Sacramento; adoradle en todas las acciones y en todas las obras de la vida diaria, creciendo espiritualmente, acercándoos a Mi Hijo y al cumplimiento de Su Palabra.

Que No Te Asuste Lo Que El Cielo Te Ha Declarado Para Que Te

PREPARARTE, Sino Que Lo Que Sabes Sea Lo Que Te Lleve A Aumentar Tu Fe, El Deseo De Salvar El Alma Y El Deseo De Cooperar En La Salvación De Las ALMAS.

Preparaos adecuadamente para el Aviso, cuando compareceréis ante la conciencia de cada uno de vosotros y ante la Divinidad: no durmáis, despertad, convertíos.

Mirad hacia arriba, aspirad más al Cielo...

Mirad hacia arriba, las señales os indicarán el instante preciso...

Obrar y actuar contra Dios ha acelerado los acontecimientos, pero el Pueblo de Mi Hijo debe ser fiel y cumplir la VOLUNTAD Divina.

No os apeguéis a innovaciones que os lleven a vivir en una falsa religiosidad; no os conducirán a la verdadera unión o fusión con Mi Hijo. No viváis de las migajas, hijos.

Estos son los Últimos Tiempos: sí, hijos, lo son.

Son los instantes anunciados: sí, hijos, lo son, pero un Instante Divino no es el instante del hombre, por eso os llamo a no desfallecer, sino a seguir haciendo el gran esfuerzo de crecer en unión con Mi Hijo, y os llamo a vivir más por el espíritu.

¿Lo Que Viene Es El Fin Del Mundo? No, HIJOS.

Rezad hijos Míos, rezad por toda la Humanidad.

No Temáis, Estoy Aquí, Junto A Cada Uno De VOSOTROS.

No Temáis, Permanezco Con La Humanidad Por Voluntad Divina.

ADORAD A La Santísima Trinidad, Adorad En Espíritu Y VERDAD.

Os Bendigo, Os Amo.

Nota: Tengamos presentes las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo:

«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán; pero acerca de aquel día y de aquella hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre». (Mt. 24,35-36)

Origen: ➥ www.RevelacionesMarianas.com

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