domingo, 5 de agosto de 2018

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Nuestra Señora estaba bellísima, con un vestido largo y un velo de luz, con pequeñas estrellas doradas en los bordes que cubrían sus largos cabellos ondulados que caían delante de ella. Estaba contenta con la presencia de todos sus hijos que acudieron a Itapiranga para honrarla. Bendijo los objetos religiosos de cada uno y a nuestras familias, así como a toda la humanidad, para que tengan la fuerza de abandonar el pecado y convertirse sinceramente a Dios.

¡Paz mis amados hijos, paz!

Hijos míos, yo vuestra Madre, vengo del cielo para pediros que no perdáis más tiempo, sino que abráis vuestros corazones viviendo la santidad y la conversión en vuestras vidas.

Dios desea salvaros y protegeros de todos los males y peligros que os amenazan en estos tiempos terribles y difíciles.

Muchos de mis hijos viven alejados del Señor y cometen pecados terribles, ofendiéndole terriblemente.

Os lo pedí en Fátima, hijos míos: no ofendáis más a Nuestro Señor, que ya está muy ofendido. Arrepentíos de vuestros pecados. Muchos pasarán por cruces dolorosas si no escuchan mi llamada y permanecen sordos.

Rezad el Rosario, alimentaos con el cuerpo y la sangre de mi Hijo Jesús, para que tengáis la fuerza de vencer el pecado y todo mal. Os llamo a Dios, porque me importa vuestra salvación eterna.

No os apartéis del amor de mi Hijo Jesús, pues sólo Él puede salvaros y daros la vida eterna.

Volved al Señor mientras aún me permita comunicaros mis mensajes a todos vosotros, porque se avecinan cada vez más grandes sufrimientos en muchos lugares del mundo, y Brasil no quedará al margen si no me escucháis, si seguís con el corazón endurecido y cerrado.

Aceptad mi llamada como vuestra Madre y os ayudaré a ser de Dios. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.