lunes, 18 de agosto de 2025

Todas Las Naciones Conocerán A Mi Hijo, El Cristo

Mensaje de San Gabriel Arcángel y la Santísima Virgen a Myriam Corsini en Carbonia, Cerdeña, Italia, el 15 de septiembre de 2002

Soy Gabriel, estoy aquí con vosotros.

Myriam y Lilly, seréis amadas con Amor infinito.

En vuestro viaje terrenal, seréis guiadas por María Santísima, que os conducirá a Jesús, y proclamaréis que pronto seréis como ángeles en el Cielo.

Jesús está a las puertas. Jesús quiere llamar a todos hacia Sí. Pronto volverá a la Tierra, y el Cielo y la Tierra estarán unidos para siempre en el Amor. Él, el Rey de reyes, reinará para siempre en el Amor infinito.

A Sus pobres y humildes seguidores (pobres en todo, porque no poseían nada, pero estaban llenos de amor por Jesús el Salvador, ellos que en su debilidad humana negaron al Dios que les hizo hombres de amor y caridad), Él les puso caridad y amor en sus débiles corazones porque tenían forma humana, pero eran buenos y estaban deseosos de conseguir hacer lo que su Dios les pedía. No les reprochó su debilidad humana, sino que los llenó del Espíritu Santo y del fuego el día de Pentecostés. La debilidad humana forma parte del ser, la caridad y el amor les serán dados entonces por su Dios a través de la gracia recibida.

En Pentecostés, la caridad y el amor fueron dados por Jesús a todos los que estaban en la casa en oración y a todos los que vieron en María, Su Madre, el dolor y la angustia; Ella dio la certeza de que Su Hijo volvería a Ella.

La casa estaba llena de amor por Aquel que había de volver. Pusieron pan sobre la mesa y vino sobre la mesa y, orando al Amor infinito del Padre, orando al Corazón del Dios eterno, pidieron que Jesús volviera entre ellos.

Los escritos evangélicos no mencionan este banquete en memoria de Jesús, pero fue el primer banquete en «memoria» de Jesús.

María y los Apóstoles hicieron lo que Él les pidió: «orad y convertíos, purificad vuestros corazones, Yo estaré con vosotros; siempre que me llaméis, estaré con vosotros» y, ante el asombro de todos, Jesús vino con lenguas de fuego y el Espíritu Santo. Llenó los corazones de todos los Apóstoles presentes en el Cenáculo y todos se asombraron porque les oían hablar en lenguas diferentes. Todos los que estaban presentes con María y los Apóstoles se comunicaban en distintas lenguas y, con gran asombro, se miraban unos a otros y decían: "¡Jesús está con nosotros! ¡Jesús está con nosotros! Somos pobres analfabetos y ni siquiera hablamos nuestra propia lengua".

María dijo: "Queridos hermanos en Cristo, Mi Hijo está aquí con nosotros, y podéis hablar en diferentes lenguas porque debéis salir al mundo para comunicar y llevar la Palabra de Jesús hasta los confines de la tierra. Todos los pueblos deben conocer a Mi Hijo, el Cristo, el Salvador, el que volverá para siempre y reinará en la caridad y en el amor infinito.

Todos los que le vean serán los que deban seguirle en Su camino, y todos los que le hayan amado incluso sin haberle visto, deben creer que Él es amor infinito y vida eterna, que Jesús ama y amará por toda la eternidad.

Mis queridos hijos, yo, María Santísima, Madre de Jesús, os invito a la oración y a la Santa Misa, donde Él se hace presente en Cuerpo y Sangre.

Mis queridos hijos, como Madre de Jesús y Madre vuestra, os pido caridad y amor para Aquel que se entregó para salvaros, salvaros, salvaros y concederos la gracia; concederos la gracia, concederos la gracia, haceros parte de Su Reino; Su Reino es para siempre y da la vida eterna, la alegría infinita y el amor infinito.

Él te está esperando y este mundo no terminará antes de que Él haya reunido a todos Sus hijos para Sí, a todos, a todos, a todos, porque ni siquiera uno se perderá. Él te concede la gracia de esperar un poco más, un poco más, y entonces volverá a estar contigo para siempre.

Ahora os bendigo con infinito amor. María Santísima.

Origen: ➥ ColleDelBuonPastore.eu