Mensajes a los Hijos de la Renovación, EEUU
domingo, 10 de noviembre de 2019
Capilla de la Adoración

Queridísimo Jesús, siempre presente Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento del Altar. Creo en Ti, espero en Ti, confío y te adoro, mi Señor, Dios y Rey. Señor, una vez más traigo a Ti a todos los que han abandonado la Fe y que están separados de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Trae a todos a Tu Iglesia, Señor, para que seamos uno, como Tú oraste que fuéramos todos. Acompaña a los enfermos y, sobre todo, a los que van a morir hoy o esta noche. Acércalos a Ti, Señor. Concede todas las gracias para el arrepentimiento y la conversión, Señor, si están separados de Ti, para que puedan entrar en Tu Reino Celestial. Señor, gracias por la Santa Misa y el Sacramento de la Reconciliación. Bendice al sacerdote que escuchó mi Confesión y mantenlo siempre cerca de Ti y de Tu Santa Madre María. Señor, por favor, sana a todos los matrimonios heridos, a todos los que sufren depresión, ansiedad y todas las enfermedades crónicas. Sana las heridas en las familias, Señor, especialmente las que afectan a los niños. Jesús, varios de mis amigos están luchando contra enfermedades autoinmunes. Por favor, sánalos, Señor. Pero, sobre todo, te ruego que se haga Tu Voluntad en todas nuestras vidas. Ayúdanos a soportar las cruces sin refunfuñar. Jesús, rezo por los que son perseguidos por su fe y por los que están en países desgarrados por la guerra. Ayúdanos, cúranos, protégenos del mal y condúcenos sanos y salvos al Sagrado Corazón Tuyo y al del Corazón Inmaculado de Tu Santa y Pura Madre. Bendice, Señor, a nuestros pastores que nos guían en estos tiempos difíciles. Protégelos y haz que todo se alinee con Tu Santa y Perfecta Voluntad.
«Hija mía, gracias por tus oraciones y peticiones. Este es un tiempo desafiante para Mi Iglesia, tienes razón. Ha habido muchos tiempos desafiantes en la historia de Mi Iglesia y a lo largo de la historia de Mi pueblo. Este es el tiempo de la purificación y de la purga del gran pecado que asola a muchos en Mi Iglesia. Mi Iglesia permanecerá siempre, sin embargo, a través de la purificación se hará más pequeña. Lo que quede será santo y puro y todos los que permanezcan y los que entren en la Fe (nuevos cristianos católicos) podrán resistir las pruebas venideras. Mi Madre dirige a la Iglesia como Madre y Reina. Ella intercede y guía. Agarraos a Su mano en estos días y noches tumultuosos. Rezad para que Su manto os cubra y todo irá bien. Yo no abandono a Mi pueblo. Lee las Sagradas Escrituras y lo comprobarás. Incluso cuando el pueblo elegido de Dios fue exiliado en Babilonia o en Egipto, Yo no lo abandoné. No abandonaré a Mi santo remanente. Sed fieles a las enseñanzas que os he transmitido a través de Mis Apóstoles y seréis protegidos en el Arca. Aunque hay una gran oscuridad a vuestro alrededor, Yo os doy Luz a través del Santo Sacrificio de la Misa, la recepción digna de la Santísima Eucaristía, el Sacramento de la Confesión y la lectura de las Sagradas Escrituras. Os guío y os doy claridad cuando oráis. Ayunad y rezad, hijos míos, por las almas y por la protección de vuestras familias. Rezad el Santísimo Rosario y la Coronilla de la Divina Misericordia. Os lo repito, hijos míos, porque muchos de vosotros tardáis en responder. Esto se debe a que aún no comprendéis cuán grave es la oscuridad que rodea a las almas. El maligno quiere tentar e incluso atormentar a las almas y es muy, muy engañoso. Por eso se le llama padre de la mentira. Está dispuesto a llegar a cualquier medio para matar vuestras almas. No os dejéis engañar, sino permaneced unidos al Cielo, a los ángeles, a los santos y a la Santísima Trinidad mediante vuestras oraciones y la recepción frecuente de la Santísima Eucaristía. Doy de Mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad para que estemos unidos y en comunión unos con otros. Los profetas de antaño habrían dado mucho de lo que les era querido por estar en vuestro lugar, muy especialmente por poder participar en la Santa Misa y recibirme en la Comunión. Ellos anhelaban esto, pero sabían que sólo ocurriría después de que Yo, el Mesías y Salvador que redimió al hombre mediante Mi pasión, muerte y por Mi resurrección, diera nueva vida a la incipiente Iglesia nacida al enviar el Espíritu Santo a la Iglesia primitiva. Alégrate de que vives en una época como ninguna otra. Porque aunque hay mucha oscuridad, hay grandes gracias concedidas a Mis fieles. Vivid vuestra fe, Hijos Míos de la Luz, para que podáis compartir Mi Luz con un mundo sumido en el pecado y el libertinaje.»
«Hija Mía, hija Mía Mis palabras parecen fuertes para algunos de los que leen esto, pero te aseguro que podrían ser aún más fuertes. Doy instrucciones claras e invito a todos a seguir Mis instrucciones para frecuentar los Sacramentos, acudir a la Santa Comunión y a la Reconciliación, etc. Esto es imperativo para vuestras almas, para que las gracias infundidas en vuestros corazones y almas os lleven a través de estos tiempos tumultuosos y os traigan sanos y salvos al corazón de Dios. Este es el momento, hijos Míos, de dejar de ser indecisos y poneros de parte de vuestro Dios. O se está por Mí o contra Mí. Ahora es especialmente peligroso ser tibio en la Fe. No caigáis en la trampa de la complacencia o caeréis ante el enemigo de las almas. Permanece en estado de gracia y reza. Yo os iluminaré y os daré dones de sabiduría y discernimiento. Yo te amo. Sois Míos. Te digo estas cosas por tu bien y por Mi gran misericordia. También os animo en la esperanza y la alegría del Señor. ¿Quién está más seguro en la esperanza que los que Me aman? Sois Mis seres más queridos, Mis amados. Yo protejo lo que Me es dado por el Padre, pero vosotros tenéis libre albedrío para elegir. Por tanto, elegid una vida sacramental en Cristo y vivid el Evangelio. Este mensaje no ha cambiado desde el principio de la Iglesia, pero os lo recuerdo porque muchos lo han olvidado o no lo han recibido. Sed misericordiosos con todos los que encontréis, hijos Míos. Recordad que Mi misericordia toca a un gran número de almas, cura, salva y libera, tal como consta en los relatos evangélicos que narran Mi tiempo en la tierra. Yo soy la Misericordia. Soy la Verdad. Soy el Camino. Soy la Vida. Debes imitarme en el mundo y ser misericordia, verdad y luz. Lo haces siendo amor. Muestra Mi amor a los demás. Sé amable y compasivo. Me llevas a un mundo en tinieblas, así que debes dejar que Mi Luz brille a través de ti mediante tu amor y tu misericordia. Entonces, las almas tendrán una visión de Mí. Verán tu paz y tu confianza en el Salvador y querrán esto para sí mismas. Dad testimonio del Evangelio, Mis pequeños. No tengáis miedo. Muchas almas tienen hambre y sed de Dios y están esperando conocerme. ¿Cómo lo sabrán si no se lo decís? Cuento con vosotros, Mis queridos hijos. Las almas cuentan con vosotros. Estad alegres en vuestro trabajo, sea cual sea. La santa alegría es contagiosa y difundiréis la alegría del Señor, incluso en medio de estos días. Estad en paz a través de las pruebas y las tormentas sabiendo que estáis al abrigo y refugio de vuestro Jesús».
¡Gracias, Señor mío! Alabado seas por Tus gracias, Tu misericordia y Tus palabras de vida. Señor, gracias por reunirme con amigos santos. ¡Gracias por Tu amor, Señor! Da a nuestra familia las gracias necesarias, incluidas las gracias para la conversión y la curación. Ayúdanos a ser Tus embajadores, Señor. Que venga Tu Reino a la Tierra como en el Cielo.
«Gracias, corderito mío. Continúa por el camino que he trazado cuidadosamente para ti y tu familia. Continúa siguiéndome y concéntrate en todo lo que te he pedido para que estés bien preparada para la misión que te ha encomendado Mi Padre y el tuyo. Confía en Mí y en Mi dirección. Las almas dependen de ello y muchas vendrán a ti muy necesitadas. Para estar preparada para darles, debes ser capaz de sacar del pozo de gracias que te derramo por los medios que te he dicho. Estad alerta y llenos de Mi paz y de Mi alegría. Yo estoy contigo y no te dejaré solo. Invocadme en todo momento, a Mi (nombre oculto) y a Mi (nombre oculto). Continuad con vuestra oración familiar. Me complace que os reunáis todos en oración. Comprométete con este tiempo, pues es muy importante para tu familia, como te he indicado anteriormente. Acordaos de bendecir y consagrar vuestro hogar a la Sagrada Familia y hacedlo con vuestros hijos. Todo irá bien. Confía en Mí. Yo estoy con vosotros».
Muchas gracias, Jesús mío. Estaríamos perdidos sin Ti, pero contigo es el Cielo en la Tierra. ¡Te quiero!
«Y Yo te amo. Te bendigo en nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en nombre de Mi Espíritu Santo. Id en Mi paz y transformad el mundo mediante Mi misericordia y Mi amor».
Amén. Aleluya. ¡Alabado sea Jesucristo ahora y siempre!
Origen: ➥ www.childrenoftherenewal.com
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