Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
viernes, 26 de enero de 2018
, Ana recibe un mensaje ante el Santísimo Sacramento en la iglesia doméstica de Gotinga.

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Hoy, 26 de enero de 2018, me arrodillo ante Tu Santísimo Sacramento y suplico a todo el cielo que me ayude y aclare mi problema.
Queridísimo Padre Celestial, hoy acudo a ti en mi súplica y te pido ayuda. Tú me has dicho que debo acudir a Ti cuando tenga una gran necesidad. Este mensaje debe ser puesto en Internet , para que muchos sepan cómo Yo, el Padre Celestial, ayudo a Mis hijos que Me invocan. Quiero ser un padre cariñoso y atento para todos .
Tú me llamaste y me encomendaste esta tarea. A veces me siento llamado y a veces me parece demasiado pesado.
Sé que Tú seguirás siendo siempre el Grande, el Inexplorable y el Poderoso Padre Celestial en la Trinidad y yo tu pequeña nada.
Hoy me presento de nuevo ante ti con mi gran problema, porque no sé blanco . Nadie más que tú puede comprenderme y ayudarme. Pero también sé que me has escuchado una y otra vez y nunca me has dejado solo. Humanamente, este problema no puede resolverse, porque las puertas vuelven a cerrarse de golpe. No se abre ninguna puerta nueva y no sé qué hacer. .
Tendrás una solución Seguro que lo resuelves de forma distinta a la que yo sospecho. No conozco ni el pasado ni el futuro y lo juzgaré de otra manera. Sabes perfectamente cómo es tu hija Katharina.
Durante casi cuatro semanas no pudimos visitarles, porque nos prohibieron de nuevo la entrada a la casa. Por alguna razón inexplicable, ya no se nos permite entrar en la residencia de ancianos Phoenix de Gotinga, donde cuidan de tu hija Katharina. Toman medidas maliciosas y engañosas contra nosotros para ocultarnos la verdad. Convierten la mentira en verdad para engañarnos.
Tampoco el asesor jurídico está a mi lado. Todos los intentos fracasan, porque la gente no quiere comprenderme. A tu amado hijo sacerdote no se le permite administrar los sacramentos a tu amada hija, a pesar de que le has permitido tener una tarjeta de identidad sacerdotal.
Tu amada hija Katharina sufre mucho. La has hecho pasar por esta grave enfermedad para expiar a sus cuatro hijos, que nunca se ocuparon de su madre. Tú sabes, queridísimo padre, cómo sufre tu hija Katharina como madre. Por favor, permanece a su lado y dale tu consuelo.
Sabes cómo se utilizan métodos inhumanos en este hogar. Se ha apartado de la mente el sentimiento por el prójimo. Tú, querido padre, pides ahora mucho y, ciertamente, no puedo comprenderte.
Sé, queridísimo Padre celestial, que pertenece a la persecución de los cristianos . Nadie puede imaginar lo difícil que es para mí no acompañar en su último viaje a mi amiga de muchos años en su grave enfermedad de cáncer. Lloro hasta quedarme dormida y no puedo comprender muchas cosas que deseas de mí. Quiero cumplir tu voluntad. Pero siento mi debilidad e incapacidad. Por favor, ayúdame a no sucumbir a la astucia del maligno. Hasta ahora he seguido Tu voluntad y no me he desviado del camino verdadero. No quiero seguir haciéndolo. .
Lo sé, siempre regulas todo a tu arbitrio. Pero también estoy segura de que dejas que ocurra todo lo que no puedo comprender como tu pequeña nada. Por favor, no me dejes sola, quédate conmigo en esta oscuridad de los días. Necesito tu luz. Queridísimo Padre Celestial, Tú eres la verdadera luz del mundo. Donde tú estás, allí está la verdadera luz, la luz del conocimiento. Permíteme ser más paciente.
Aunque me rodeen muchos enemigos, me gustaría rezar por ellos, porque Tú dices que no quieres dejar que nadie se hunda en el abismo eterno. Quieres salvar a todos. Perderse para siempre es tan cruel que no quiero imaginarlo.
Sé que soy un hombre pecador y que he cometido muchos errores. Me arrepiento infinitamente de todo. Cuántas veces Te he ofendido y Te has entristecido por mí. Por favor, perdóname. Quiero amarte y demostrártelo. Te pido que me ayudes, porque sin Ti soy infinitamente débil. Contigo, queridísimo Padre, puedo superar los mayores obstáculos. En este momento quiero rendirme porque siento la impotencia humana. Tú has prometido que cuando mi fuerza se debilite, entonces vendrá tu fuerza. Inspirado por esta esperanza, me arrojo a tu corazón, que está ardiente de amor. .
Queridísima Madre Celestial, muéstrate como mi madre que me cuida con esmero. Quien te suplica nunca quedará desatendido. Yo también he derramado mi corazón ante ti. Siempre has sido mi madre. En la necesidad ya me he dirigido a ti como un niño pequeño. También hoy me siento como un niño pequeño y suplico tu ayuda. Queridísima madre, escucha mi súplica. Tú, mi huésped celestial, estás a mi lado. Yo también puedo confiar en tu ayuda.
San José, Tú mi consolador en la mayor necesidad. Cuántas veces te llamé y cuántas veces se me permitió recibir tu ayuda..........
Os agradezco a todos la gracia que me habéis pedido. No puedo agradecéroslo lo suficiente. Me gustaría daros las gracias por las muchas santas misas de sacrificio en nuestra casa-iglesia. También me gustaría daros las gracias por este guía espiritual ejemplar que habéis puesto a mi lado durante tantos años. Sin duda, últimamente he olvidado cómo dar las gracias. El trabajo era siempre una prioridad, pues había mucho que hacer y no podía dedicarte tiempo. Tus mensajes, queridísimo padre, siempre fueron importantes para mí. Hago todo lo posible por hacer todo por ti a tu manera.
Tu cariñosa Ana, que quiere demostrártelo.
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