Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

sábado, 2 de septiembre de 2017

Cenáculo.

La Santísima Madre habla después de la Santa Misa Sacrificial en el Rito Tridentino según Pío V a través de Su voluntarioso, obediente y humilde instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, 2 de septiembre de 2017, hemos celebrado el Cenáculo de Nuestra Señora con una Santa Misa Sacrificial en el Rito Tridentino según Pío V. El altar de María estaba ricamente decorado con rosas de diferentes colores y lirios blancos. El altar del sacrificio estaba decorado con hermosas flores y velas. Los ángeles entraban y salían durante la Santa Misa del Sacrificio en el altar del Sacrificio y también en el altar de María. El manto de la Madre de Dios era blanco y estaba cubierto de muchos pequeños diamantes. También su rosario, que sostenía suplicante, era blanco.

Nuestra Señora hablará hoy, en su día de honor: Yo, vuestra queridísima Madre de Dios, la Madre y Reina de la Victoria y la Reina Rosa de Heroldsbach, hablo hoy, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi voluntad y repite sólo las palabras que vienen hoy de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores y amados peregrinos y creyentes de cerca y de lejos. Yo, vuestra queridísima Madre, os daré hoy algunas instrucciones importantes para vuestra vida futura.

Mis amados hijos de María, os amo mucho y sufro con vosotros en este tiempo. La fe se ha perdido para la mayoría de la gente. Ya no creen en la omnipotencia del Dios Trino. Tampoco creen que Yo, la Madre Celestial, pueda guiarles y dirigirles. No huyen a Mi Corazón Inmaculado. Ni se consagran a éste, Mi Corazón Inmaculado. Al contrario, estas personas me apartan e incluso me desprecian y se burlan de mí.

Ya no prestan atención al amor que Yo, como Madre Celestial, les he mostrado. Me colocan en el último lugar de sus vidas.

No estoy presente en las iglesias modernistas. Ya han retirado las estatuas de la Virgen María.

Los sacerdotes ya no celebran la representación del Sacrificio de la Cruz de Mi Hijo Jesucristo en el altar del sacrificio. Celebran la comida en el altar del pueblo y dan la espalda a Mi Hijo. Me han expulsado de estas iglesias. El pueblo está engañado, porque se le hace creer que el Vaticano Ii es correcto y debe ser obedecido. No se pregunta si esto es verdad.

Todo esto significa: Ya no puedo extender la protección sobre mis hijos. Esto es amargo para mí. Para cada creyente individual, el Padre Celestial ha determinado su propio camino, en el que yo puedo acompañar a las personas. En este camino no puedo acompañarles hoy, puesto que me han rechazado.

Siguen su propia voluntad y esta voluntad no es la voluntad del Padre Celestial. Su propia voluntad hace que a menudo se extravíen y estos caminos no son verdaderos. El maligno puede apoderarse de las personas en cualquier situación. Puede mostrarles caminos equivocados, que luego toman. Estos caminos suelen ir asociados a mucho sufrimiento que tienen que soportar. Entonces la Madre Celestial también sufre y, de hecho, sufre más que una madre terrenal por sus hijos. No es fácil para vosotros comprender esto, Mis queridos hijos.

Si vuestros hijos se descarrían, sufrís, Mis queridas madres. Y, sin embargo, debéis permitir a vuestros hijos la libertad de seguir su propio camino. No debéis obstruirles ni obligarles a seguir vuestros caminos, que vosotros habéis ideado.

Sed conscientes de que un día tendréis que entregarlos en manos del Padre Celestial, es decir, cuando crezcan y se vayan de la casa y de la seguridad de sus padres. Te dirán: «No lo entiendes, madre querida, yo sigo mi propio camino, porque he crecido y ya no necesito tus consejos». En estas aberraciones, Mis queridas madres, no podéis acompañarles. Tenéis que aprender a entregarlas. Debéis aprender a rezar y a sacrificaros sólo por ellos y a no determinar sus caminos.

Cuando los hijos abandonan el hogar paterno, ya no eres tú la responsable, sino el Padre Celestial. Él también observa las aberraciones de tus hijos y los deja marchar.

Sólo el Padre Celestial sabe el momento en que enderezará a vuestros hijos y lo que debe imponerles para que encuentren el camino correcto, el camino de la verdad.

Esto, Mis amadas madres, no podéis comprenderlo, porque sólo el Padre Celestial conoce el futuro. A menudo éste es diferente de lo que pensáis. No podéis mirar al futuro. Sólo el Padre Celestial sabe cuándo se cumple el tiempo.

Por tanto, persevera, reza y sacrifícate por tus hijos, para que un día conozcan la verdad y quieran recorrer el camino verdadero, el camino de la verdad que el Padre Celestial ha determinado desde el principio.

Vosotros también, Mis amados hijos, os habéis extraviado a veces. No habéis creído a nadie que estuviera equivocado. Habéis seguido vuestra propia voluntad y no habéis hecho caso de la voluntad del Padre Celestial. Recuerda que tus hijos también tienen derecho a equivocarse y a descarriarse. No puedes acompañarles en estos caminos, por favor, comprende esto correctamente y sepárate de tus hijos en este momento.

Éste es el deseo de tu queridísima Madre Celestial. Sólo cuando os hayáis separado podréis rezar y sacrificaros.

Pero debéis estar convencidos de que un día vuestros hijos se salvarán, de que vuestra oración será fructífera y también vuestro sufrimiento. Te gustaría volver a verlos un día en la gloria eterna. Ésa debe ser tu meta. Tienes que aprender a soportar el dolor de la separación.

Sé, como Madre Celestial, que esto te resultará difícil. Pero el Padre Celestial te lo exige. Ven a mi refugio seguro, porque el amor de tu Madre Celestial nunca terminará.

Por eso os bendigo hoy, este Sábado del Cenáculo, con todos los ángeles y santos de la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Eres protegido y amado desde la eternidad. Piensa en este amor y considera que tus hijos pueden extraviarse. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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