Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
miércoles, 26 de julio de 2017
Fiesta del nombre de la Santa Madre Ana.
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial en el Rito Tridentino según Pío V. a través de Su voluntarioso, obediente y humilde instrumento e hija Ana.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, 26 de julio de 2017, celebramos la fiesta del nombre de la Santa Madre Ana. Una Santa Misa de Sacrificio en el Rito Tridentino precedió a esta celebración. El altar de la Virgen María estaba especialmente decorado con diferentes tipos de rosas. La Santísima Madre estaba vestida toda de blanco y su rosario también era blanco. Recibí aromas de lirios. El altar del sacrificio no sólo estaba decorado con flores, sino también bañado en una luz brillante. Los ángeles entraban y salían y se agrupaban alrededor del altar de María, hoy más que de costumbre y también alrededor del altar del sacrificio.
El Padre Celestial hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo hoy, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo las palabras que vienen de Mí.
Amado pequeño rebaño, amados seguidores y amados peregrinos y creyentes de cerca y de lejos. Yo, vuestro Padre Celestial, os doy, en esta fiesta especial, algunas instrucciones y aclaraciones. Vuestra amada madre Ana concibió a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios, indemne y no por añadidura de San Joaquín. San Joaquín es, pues, el padre adoptivo de la Madre de Dios. Mis queridos hijos del Padre y de María, os he amado especialmente, por eso hoy, en la fiesta de la Santa Madre Ana, os he hecho regalos especiales.
Tú, hijita Mía, recibiste ayer en casa de Mi amada hija Catalina la noticia de que hace muchas semanas que ha vuelto a dormir. No estaba inquieta ni caminaba toda la noche, como antes. Por eso tú, Mi amada hija Ana y ella, Mi amado pequeño rebaño, estáis especialmente agradecidas. Os preocupaba mucho que os enviaran a casa. Mi hija Katharina fue admitida en este hogar según Mi voluntad. Este hogar fue elegido por Mí, el Padre Celestial.
Aún te quedarán muchas diligencias, pero lo dominarás poco a poco. Agradece que Yo lo haya dispuesto todo y que todo siga en orden. Yo, como Padre Celestial, quiero daros las gracias, Mis queridos hijos del Padre y de María, por haberos hecho cargo de todo en Bad Mergentheim, así como en la Clínica Hufeland y también en el Hospital de Cáritas. Os llegó mucho y lo llevasteis con serenidad y calma, mientras que los hijos de Mi hija Catalina, no se ocuparon de ella. Estoy muy decepcionado por estos cuatro hijos. Quisiera añadir que Mi amada hija Catalina tomará sobre sí su cruz y su sufrimiento.
Este tumor canceroso es un síndrome de Gabi. Así es como Yo, como Padre Celestial, lo he llamado. Su hija Gabriela lleva años en pecado grave. No vivió más su fe y contrajo un segundo matrimonio. Así vive en pecado grave. Por eso Mi hija Catalina tendrá que expiar a su hija Gabriela de una manera muy especial, si algún día quiere entrar en las moradas eternas, como desea Mi hija Catalina. Ella quería mucho a su hija Gabriela y la defendió. Desgraciadamente su hija nunca demostró el amor de su madre. Mi hija Catalina sigue sufriendo por ello hoy en día, porque su amor materno nunca termina. Ella expiará y rezará por cada uno de sus cuatro hijos.
Yo, el Padre Celestial, lo arreglaré todo allí en el hogar. Mi hija estará bien y vosotros, Mi amado pequeño rebaño, la visitaréis muy a menudo, pero sólo cuando se haya instalado. Mantengo mi mano de bendición sobre ella para que esté bien, tan bien como nunca lo ha estado antes.
Esta enfermera de la sala de demencia ha aceptado a mi hija Katharina tal como es. Esto le ha hecho sentir que la aceptaban tal como es, aunque en este momento haya sucumbido a los estados de confusión. Hasta ahora ha padecido demencia. Pero si un día cumple mi voluntad en su totalidad, entonces la liberaré de esta enfermedad cuando corresponda a mi deseo. Me oriento completamente según la forma en que Mi hija Katharina cumpla Mis deseos. Aún así, le impondré algunas exigencias y la purificaré a través de la enfermedad. La amo inconmensurablemente y también deseo que un día pueda recurrir a la comunidad de cuatro. Cree, confía y reza, pues Yo, el Padre Celestial, te guiaré y te orientaré. Nunca caerás en el mal.
Te bendice a ti, a tu Padre Celestial, a la Madre Celestial, a la Madre Ana y a todos los ángeles y santos de la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se te ama desde la eternidad. Recorre el difícil camino del Padre Celestial y no mires hacia atrás, sino hacia delante. Amén.
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